Deberia castigarme, cada vez que
vuelvo a intentar
escribirte una cancion
Golpear mis nudillos
atar mis pulgares
si me sorprendo, dibujandote
en Sibemol
repitiendo tu cara, dibujando tu nombre
en un gastado diapason
afinando una guitarra sin cuerdas
perdida, como una mujer sin sonrisa
por los zaguanes de la tristeza.