CUSHAMEN

Si por ese entonces la lluvia;
Ausente de su puridad,
Se decidiese a confiar en tu nombre;
En mis lágrimas;
En tus labios;
En nuestras promesas inconclusas;
En la complacencia de lo prohibido y lo ausente;
En la frescura de tus palabras;
En la promiscuidad de mis pensamientos;
En tus efímeras y dolosas muestras de afecto;
En mi tristeza infinita y oblicua;
En la pureza inverosímil de tu sonrisa, en lo utópico de nuestros ocasos interminables:
Entonces la lluvia dejaría de ser, de creer, nosotros seguiríamos siendo los mismos y ella fiel testigo de algo, de alguien o lluvia nada más