Miles de peatones rezan,
De pie al orden
Cientos de campanas estallan, como anunciando el retorno del desamor
La noche es ajena y aun no acaba; el silencio se aleja hostil, como huérfano de dolor
Mientras, el hombre del sueño de allá arriba se nos desmorona y cae, lentamente, desde un vacío de dudas
El eco de los golpes amortigua así un silencio mientras las ventanas se encierran en su escuálida mudez.

Y ellas siempre ahí, finas y firmes, tratando de convencer al público de que todo va bien.